Viaje a ninguna parte
Jacobo Sucari


El problema del hombre es en esencia un problema de interpretación. En saber qué hacer y cómo moverse en su entorno está el quid de su supervivencia.

Si los cabalistas en el siglo XII quisieron encontrar el sentido numérico de las letras para desentrañar el mensaje divino, hoy parecería que la imagen quiere radiografiar, scanear el mundo y construir un doble para poder manejarlo y observarlo.

Esta situación trabajada durante más de un siglo y que sume a la población en estado de fascinación, nos ha llevado a la adicción de la imagen.

Aunque suena raro pensar en estos tèrminos al ver a la propia abuela sentada durante horas frente al monitor; creo que podemos entender y aceptar que somos adictos a la máquina.

Y si ésta intuición captada en diferentes espacios donde los estímulos que recibimos del orden sonoro-luz-texto-vibración son de alta impedancia y velocidad, me atrevería aun a ir más lejos y considerar que como consecuencia de esta vorágine hoy por hoy somos mutantes. De qué, de quién? Difícil saberlo.

Ser adicto puede estar muy mal visto en los spots de publicidad social pagados por el ministerio de turno, aunque con un mínimo de perspectiva histórica no debería asustar a nadie.

Este tipo de mutante hiper ventilado y estimulado viene siendo descrito y analizado desde hace ya más de medio siglo.

La imposibilidad de observar este proceso de mutación del homo sapiens hace algo compleja la situación: No tenemos un punto de vista externo desde donde poder visualizar el conjunto del proceso.

Así que la cosa comienza y acaba en una intuición.

Como especie, no podemos actuar y observar al mismo tiempo, es decir, no se puede juzgar mientras se juega con la pelota, de ahí que se necesite un árbitro.

Frente a esta carencia epistemológica, nos quedan dos soluciones:

Una, creer en Dios, o desentrañar los misteriosos motivos del árbitro, y estar así en sus manos y destino siendo su inteligencia suprema el sentido de nuestro acontecer;

Dos, crear una máquina que nos observe desde fuera y nos dote de otro punto de vista fiable.

Creo que nuestro bien iluminado materialismo ha optado en Europa por esta última opción, de manera que nuestro último y más fiable espejo es precisamente, la máquina de reproducir.

Creo que es importante que seamos concientes del verdadero poder de fascinación, de conocimiento y de hipnosis que tiene la máquina.

Estamos frente a un símbolo más fuerte y dominante de lo que nuestra miopía es capaz de reconocer.

Como siempre es el mundo de los negocios el que nos martilla desde la bolsa con su imposición de prioridades. Y parece obvio que encuentran a la comunicación con imágenes sumamente atractiva y rentable polìtica y económicamente.

Me gustaría que entendamos el vídeo como una tecnología inserta en este proceso de reproductibilidad del universo y por tanto una herramienta cuyos orígenes y pautas son los de la imagen como conducción de alguna buena o mala nueva, de la imagen como canal.

Por supuesto esto no quiere decir que el video como tecnología "moderna" de la década de los 70 no haya generado sus propias repercusiones.

Haber puesto en duda que la TV tenga canales diversos, sino que funciona como un canal unitario no ha sido tarea vana, y un ejemplo de la capacidad desmitificadora del vídeo.

Pero pasadas las primeras pasiones videográficas, que tanta letra e hijos genera, creo que podemos observar hoy día el quehacer del medio audio-visual, y el vídeo precisamente desde otras ópticas.

- Orígenes - cadencia y decadencia .

Por el tema y el tono de algunas ponencias de estos encuentros, parecería como si estuviésemos llegando al fin de un proceso, o certificando la defunsión de un medio, hace un par de décadas considerado el paradigma de la modernidad y hoy día envejecido repentinamente frente a nuevas jovencitas tecnológicas que se pasean en redes y además envueltas en fibra óptica.

La contínua manifestación de la llamada crisis del vídeo como consecuencia del desarrollo de nuevas tecnologías de la comunicación - básicamente redes y compresión digital- y la producción endogámica del vídeo, es decir el vídeo hecho por artistas-para artistas; me parece que dejan de lado perspectivas mucho más jugosas.

El vídeo como una herramienta que permite la expansión de nuestra experiencia visual, y así, nuestro conocimiento del mundo del hombre.

Por ello creo que los orígenes del vídeo no cabe situarlos en relación exclusiva a la tecnología que lo sustenta -conversión de luz en señal electrónica-, sino en relación a una historia que viene de más lejos y se relaciona con los distintos avatares, los cómo y los porqué, de la creación de imagen.

Transportabilidad, Inmediatez.

Para reseñar alguna clave de lo que quiero decir, y que son términos que han sido usados estos días, planteemos el tema de la Transportabilidad e Inmediatez de la imagen.

Transportabilidad que nace con la invención del caballete y la pintura al óleo en la práctica pictórica, y que permitió la independencia y des-institucionalización del creador de imágenes.

La opción de multiplicación espacial que comportó el nacimiento del vídeo, la utilización del monitor o de decenas de monitores para reproducir un mensaje diseñó una terminal que permitió la instalación de los mismos en todos los escenarios imaginables.

Porsupuesto, también la utilización del caballete en pintura varió y amplió tanto el campo de lo representado como la forma misma de la representación.

Personalmente, como creador de imágenes, el vídeo, fue y es un revulsivo frente a un modo de representación institucionalizado, que el Cine y la TV han sellado y definido, creando así una sintaxis anquilosada.

El vídeo ha permitido y considero que aún lo sigue haciendo, airear las formas genéricas que se estancan y solidifican en otros medios audiovisuales. Rompe una sintaxis audiovisual que es el lenguaje enseñado en las escuelas y que solo forma técnicos publicitarios.

Es cierto que dentro de la propia industria existe la voluntad de ciertos creadores de salir del ámbito de la cuadratura expresiva quue conlleva un marco instituído; pero el fácil acceso, la inmediatez y los bajos costes del vídeo crearon un fertil campo de experimentación de nuevas formas narrativas y visuales.

La diferenciación entre la Tv-vídeo- y el cine, mediante categorías de medios fríos y calientes - véase macluhan y demás adeptos- han sido muy interesantes, pero hoy día podemos calentar una imagen en cualquier sala de post-producción, grabar en Hi8 un documental y proyectarlo en cine-celuloide en pantalla -(véase C.Marker "Level Five" y el resto del Dogma cinematográfico) e ir y volver de un sistema a otro.

La hibridación técnica en la construcción del relato es parte hoy de una anécdota más y no parte consustacial del relato. El espectador ya está capacitado para recibir grano o pixel. El medio no es el mensaje.

Sin embargo, no es mi intención meter toda producción audio-visual en un mismo saco. Cada medio audio-visual sigue teniendo su propio glamour, y sus espacios de salida acotados.

Los problemas que encontramos en la distribución de nuestros productos videográficos son más una forma de control y de enajanamiento (alejamiento) por parte de una industria con clara pasión tiránica y totalitaria.

Apuntado muy suscintamente este boceto programático, para finalizar digamos que si bien la imagen como señal electrónica creó todo una nueva relación entre técnica e imagen; el vídeo sumerge sus raíces en los profundos avatares entre imagen /herramientas técnicas/ representación.

Y si bien el vídeo nació en los años 70 con la impronta de una nueva tecnología, también el vídeo es y ha sido algo más, que mera tecnología.

La hibridación de sus orígenes, con gente proveniente de la música, la contracultura, o la tradición documental, nos habla más bien de una herramienta que supo poner en cuestión un modo de representación institucionalizado.

La conversión digital de hoy día en la manipulación de imágenes y del audio, no hace más que ampliar el campo de un terreno que busca sobre todo, la libertad creativa y una manera de narrar como se vive sobre este planeta.

Barcelona- Salamanca Noviembre de 1999