ARKIPELAG TV. Una conversación con Alexander Kluge
Hans-Ulrich Öbrist


HUO: Usted hace programas habitualmente para la RTL y Sat 1.

AK: Nuestros programas se han estado emitiendo en la RTL y Sat 1 durante 10 años. La RTL y la Sat 1 son las dos cadenas privadas más importantes y se han mantenido desde los comienzos. Una la dirige el grupoKirch desde el sur de Alemania, y la otra Bertelsmann y CLT desde el norte. Como tercero neutral e independiente sólo puedo adoptar la postura de eso, de tercero independiente que va desarmado. Por eso nuestros programas se emiten a las once de la noche en ambos canales. Yo no escogí que fuera así. Significa que compito conmigo mismo, pero lo más importante es que si no apareciera en ambas cadenas a la vez no aparecería en ninguna. Es igual para todos los que nos movemos en este ámbito independiente. No sólo representamos los programas culturales, también la posición del periodismo de investigación que ya tiene un lugar propio en el modelo clásico de esfera pública. Esta posición la representan el Stern, el Spiegel, el Suddeutsche Zeitung, el Neue Zurcher Zeitung y lo mismo pasaría si incluyéramos a Le Monde o a The International Herald Tribune. Es lo que denominamos el principio del editor: la idea de que la prensa sabe quiénes son los escritores responsables que son consecuentes con lo que escriben.

HUO: ¿Se podría decir que esta tercera dimensión incorpora una especie de limbo independiente del tipo que Hakim Bey caracterizaba como"zonas temporalmente autónomas?"

AK: El objetivo es la autonomía. Estas zonas son muy conflictivas y en principio no se goza casi de autonomía. Justo en la época en que la esfera pública está desapareciendo ha surgido un interés conservador hacia el modelo clásico de esfera pública. La esfera pública clásica de nuestras ciudades ha sido un logro que sólo ha resultado funcional durante un periodo muy corto de tiempo y que ahora corre un gran peligro. Las ciudades se mueren de hambre, lo público corre peligro de desaparecer.

HUO: ¿No está la esfera pública cada vez más vinculada al tiempo? John Latham nos habla de un arte basado en el tiempo.

AK: Si fueras un director de cine o un escritor y quisieras crear un acontecimiento autónomo de siete segundos o de un minuto de duración primero tendrías que producir un continuo de unos 45 segundos dentro del cual pudiera existir el acontecimiento. Cuando haces un cuadro no sólo necesitas un marco, también necesitas una casa o museo donde colgarlo. Primero hay que organizar las áreas abiertas dentro de los medios de masas, los espacios donde todavía es posible la participación. En una época en que los medios de masas tienden a reemplazar la esfera pública con la publicidad, en que todo se reduce en vender la audiencia a los negocios comerciales, las artes deben tomar precauciones para asegurarse de que se producen momentos de verdadera comunicación (lo que la gente expresa con sus vidas y lo que las artes llaman 'mensaje').

HUO: Fellini dijo que el espectáculo siempre está empezado y que siempre hay momentos antes y después. Asimismo dijo que el cine se ocupa de mostrar esos momentos tanto como el del acontecimiento en sí.

AK: Eso es completamente cierto. El acontecimiento sólo es posible dentro de un flujo. Necesitas montar todo un espectáculo circense, y que no suceda nada durante mucho tiempo. Entonces empieza un espectáculo de trapecismo durante el que el artista puede no caerse pero también puede producirse la catástrofe: se cae....

HUO: Volviendo a sus dos programas: ¿Por qué opera usted dentro de los parámetros de las cadenas de televisión que ya existen? ¿Por qué no crea su propia cadena? ¿Se trata de una especie de caballo de Troya?

AK: Para eso haría falta que hubiera griegos y troyanos y un caballo de Troya; quiero decir que el caballo de Troya en sí no tiene sentido. La idea central es que las artes por sí solas, aisladas del resto de la sociedad, no son capaces de expresar nada. Se convertirían de algún modo en algo meramente académico.

HUO: ¿Entre todas las cosas, en medio de la nada?

AK: Básicamente es necesario tener el coraje de avanzar continuamente y penetrar en lo que a la gente le interesa. Tienes que buscar los lugares remotos y salvajes en los que el arte puede renovarse. En un principio los directores de la RDA nos propusimos imitar la Nueva Ola francesa. Llegamos dos años tarde. Defendíamos el cine de autor y nos pusimos a ello con calma, como se hacen las cosas en nuestro país, o sea, que lo hicimos concienzudamente y ahora le ha llegado la hora a la televisión de autor. Con su serie "Heimat", Edgar Reitz creó una única película de 26 horas. Se portó como un hermano cuando yo estaba intentando promover esos espacios de televisivos independientes en la RTL o la Sat. Ambos eramos como jardineros cultivando el suelo extraño de la televisión. Y ambos sentíamos una desconfianza increíble hacia el medio televisivo.

HUO: ¿Cómo tuvo lugar esa transición en su trabajo, de escribir libros y hacer películas de autor a hacer televisión diariamente? Se trata de una verdadera transición o son actividades paralelas? ¿Lo que le interesa son las distintas manifestaciones de una misma cosa?

AK: No percibimos una contradicción entre escribir libros, hacer películas o producir un programa de televisión. Hoy en día ya no se puede escoger cómo deseas expresarte. Cuando pienso en la biblioteca de Alejandría y en el hecho de que a pesar de haberse quemado la gente sigue ordenando las letras del alfabeto según esa tradición me doy cuenta de que esto hace posibles ciertas manifestaciones de modernidad, incluso las intervenciones a nivel textual. No hago caso de cuál es el público al que se dirigen los programas y por eso dicen que soy veneno para los índices de audiencia, alguien a quien no le importa si sólo le está viendo una persona o todo el público de un campo de fútbol.

HUO: Así que ¿todo se reduce a le temoin, al testigo?

AK: "Enviar mensajes en botellas": significa que no tolero que lo que quiero decir dependa de que otra persona diga antes qué es lo que le interesa. Por otra parte, no soy Cassandra, a quien no le importa si se oyen o no sus mensajes. Tan pronto como se juzga la comunicación con algo más de rigor existe la posibilidad de que el mensaje no se democratice. No importa si el "consentimiento se extiende" (Heiner Muller) o no. Debo decir lo que creo que es la verdad. Es más, al menos debo intentar utilizar todos los medios a mi alcance para hacerlo, a caballo, a pie o a gatas. Tengo que repartir la afirmación por todos los medios disponibles actualmente. Leibnitz, los Futuristas y Beuys lo habrían hecho igual, no puedes limitarte a un solo área de especialización. Por el contrario, a pesar de tu formación en un área específica, debes abordar todas las formas de expresión que te comunican con la comunidad, con la gente, con el significado.

HUO: Esta entrevista se publicará como parte del proyecto ARKIPIELAG en el catálogo de Estocolmo como Capital Europea de la Cultura de 1998. En vez de organizar una sola exposición a gran escala, Estocolmo se decantó por un interesante proyecto heteróclito. Se ha invitado a unos 30 artistas y comisarios de museos a que diseñen sus propios proyectos a pequeña escala en el espacio que prefieran de la ciudad. Cuando visité por primera vez todas las posibles ubicaciones, todos los posibles espacios para un museo, propuse que en su lugar se organizara una exposición televisiva. Durante 1998 se invitará a artistas a que realicen clips de un minuto de duración para la televisión sueca. Los clips se emitirán en los intervalos entre los programas televisivos habituales , como suplemento o alteración, o, esperamos, ambos a la vez.

AK: Esta deconstrucción está dirigida a la idea de programación. La televisión, como el telescopio o el teléfono, nos permite ver u oír cosas inimaginables. Cuando te fijas en los detalles de una escena particular entre personas se convierte en algo realmente improbable, algo muy sutil que requiere una descripción detallada. Necesitas un flujo de conciencia de todo un Joyce para atrapar una situación entre personas, porque su microestructura es una narrativa increíblemente rica, y a la vez rica en narrativas y que potencialmente se puede convertir en narrativa. Y entre medias está este programa que no narra demasiado sino que regula, como un profesor que congela la vitalidad de la clase. En contraste, nos interesa la dramaturgia que rodea el descanso entre clases.

HUO: Quizás es como sincopar...

AK: Una síncopa en la música es exactamente lo mismo. Una y otra vez nos enfrentamos a dos tareas en conflicto: debemos crear el espacio, gestionar el marco temporal y producirlo y después debemos adaptarnos políticamente a los huecos disponibles en la programación haciendo lo contrario a programar. No es realista, es naturalista.

HUO: En nuestra última conversación usted dijo que no se trataba de naturalismo sino, más bien, de una pequeña dosis de realidad. ¿Podría desarrollar esa idea?

AK: Lo ilustraría con el ejemplo del problema del tiempo. Todos conocemos el tiempo mecánico de un programa televisivo, que básicamente se deriva del horario del trabajador y conocemos también los estúpidos usos comerciales que hacen de ese tiempo de ocio. Para los griegos, Cronos representaba el tiempo que falta para la muerte, un tiempo que se consume a sí mismo. Cronos es un dios gigante que devora a sus propios hijos. Su contrario en el panteón griego es Kairos, "el momento afortunado". Kairos es un dios muy pequeño, que se parece a un duende y tiene la cabeza calva. Pero en la frente luce un mechón (de pelo denso). Si agarras ese mechón tienes suerte. Si te retrasas un solo instante te resbalará la mano por su calva y no podrás aferrarte a él. Este personaje, Kairos, es el "momento de felicidad" que está oculto en el tiempo de vida de las personas, en su tiempo de trabajo, en todo lo que hacen. Es un objeto de la actividad estética. Con Cronos, sin embargo sólo puedes convertirte en relojero.

HUO: La máquina del tiempo...

AK: Los artistas tampoco pueden detener la máquina del tiempo. Ni siquiera merece la pena describirlo. Kairos es el elemento por el que vivimos, y recrear ese principio en medio del Cronos de la televisión, aunque sólo sea por unos instantes, es nuestro único objetivo. Y pasa lo mismo con los textos. Puede que sólo haya tres líneas importantes ocultas en un texto extenso. Una pequeña cantidad de Cronos puede ser muy peligrosa: sus dientes caninos te pueden aplastar, mientras que, al mismo tiempo, una pequeña dosis de Kairos es suficiente, al ser un principio opuesto, una clase de tiempo completamente diferente.

HUO: ¿Qué posibilidades crees que hay para un proyecto como el que se está desarrollando en Estocolmo, donde este tipo de tiempo, el flujo de antes y después no existe, donde los clips al flotan como Mc Guffins y se infiltran en el programa?

AK: Es increíblemente importante, porque lo que consigues es lo contrario a un programa. Estos espacios de un minuto pueden atravesar el programa como cometas. Si hoy en día habláramos de algo parecido al arca de Noé, un lugar donde se conservan las mejores cualidades, no se trataría de un gran barco, sino de una multitud de barcos pequeños. Esos cometas de un minuto de duración que atraviesan el programa, pueden alterarlo. Diez años viendo la tele nos han enseñado que los espectadores son muy susceptibles a las interrupciones. Todo lo que ocurra ajeno al programa y que les sorprenda funcionará como trampa contra zappeadores, lo que significa que dejarán de hacer zapping, esperarán, prestarán atención. Hace años a Rudi Klausnitzer, un antiguo director de programas para la Sat 1 que ahora es director de un teatro en Viena, se le ocurrió la idea de hacer un programa nocturno de televisión que fuese como una lluvia de estrella fugaces y que estuviera compuesto cada noche de 60 a 80 espacios de un minuto. Una lluvia de meteoritos....

HUO: ¿Como una serie de irritaciones que alteran la indiferencia?

AK: Quizás no sea sólo una irritación sino una forma de mirar por las rendijas del mismo modo que los niños, que siempre notan dónde están los huecos.

HU: Una pregunta sobre la televisión digital: de momentos hay poca gente que vea los programas. ¿Puede este entorno libre de los índices de audiencia crear un laboratorio, un lugar libre para la experimentación?

AK: Los canales digitales ponen en evidencia la inmensa contradicción dentro de los poderes económicos que ahora forman una alianza para establecer un 'mercado limitado'. Si las corporaciones como Bertelsmann y el grupo Kirch forman un monopolio junto con la Deutsche Telecom, esto se convertirá en realidad. Pero de momento lo hacen en un área virtual, en la televisión de pago por la que la audiencia todavía no tiene ningún interés todavía. Cuando esto cambie -y ellos conseguirán que cambie, porque el poder que es capaz de construir autopistas donde nadie conduce también puede destruir la televisión pública- como no podrán llenar el espacio estéticamente, lo explotarán, lo arruinarán, lo desertizarán. Siempre han hecho lo mismo con los objetos virtuales, con las cosas inútiles. La última vez, hace diez años, todas las alianzas políticas en los medios se produjeron de un modo simbólico en el marco del debate sobre la televisión vía satélite alemana. No ha emitido nada todavía y gira alrededor de la tierra como una ruina. Pero cualquier grupo con poder o derechos legales dentro del mundo de los medios en la RFA se define a través de esta ruina. Hay una historia muy famosa, la del alquimista Boettcher que quería hacer oro y acabó inventando la porcelana. Esto es paralelo a los gigantescos conglomerados mediáticos, que son completamente diferentes a lo que producen y que contruyen sus alianzas, es decir, su poder, dentro de la irrealidad para poder luego conseguir algo real. Por ello el mundo de sistemas del que hablaba antes. Tenemos que orientarnos, navegar en este océano hostil o en este terreno en el que a la vez queremos construir algo que no sea una ruina. Tenemos que crear un oasis en el desierto. El oasis consiste en un gran terreno con agua y un pequeño pedazo de vida. En este pequeño pedazo de vida hay algunos momentos felices.

HUO: Últimamente ha habido cada vez más cadenas fundadas por artistas: Fabrice Hybert transformó el pabellón francés de Venecia en un set de televisión para preproducción, producción y post producción.. Pierre Huyghe colaboró con el consorcio en la dirección de una cadena de televisión de alcance local en la Borgoña. Parece que los artistas, tras años de casi siempre fallidos intentos de infiltrarse en os programas existentes, hacen suya la televisión y encuentran su propia estructura de producción y emisión.

AK: La acción de reciprocidad entre la televisión e internet puede dar lugar a una libertad de mercado. Un proceso parecido a la disolución del sistema gremial en 1789, cuando se estableció el libre mercado. Por primera vez se cuestionan los principios de gestión que han regido habitualmente los programas de televisión de mayor alcance, unos principios según los cuales el espectador se sienta frente a la pantalla como un alumno en clase. La única característica de la televisión por programas que la hace incompatible con cualquier concepto artístico es que todas las decisiones las ha de tomar el director de programación, mientras que el arte es autónomo. Puede ser dependiente, pero no tiene superiores. Durante los primeros años tras el establecimiento de la Unión Soviética las artes florecieron gracias a la devoción de Alexander Bogdanov hacia el movimiento del proletariado. Los artistas elegían su propio departamento dentro del ministerio de cultura. Todo eso resulta inconcebible hoy en día, aún en cadenas como Arte. Si Mozart estuviera vivo no podrían trabajar con él aunque es era un hombre que se adaptaba muy bien.

HUO: Para Venecia Fabrice Hybert hizo un dibujo maravilloso que evocaba estructuras flexibles de emisión. Una tienda equipada con un transmisor. Cualquiera puede producir su propia televisión, en cualquier parte, se confunden las distinciones entre productor y usuario.

AK: Si estas cadenas de televisión alternativas dirigidas por artistas colaborasen podrían crear un público. Te puedo decir por experiencia propia que el público enseguida capta una tonalidad auténtica. La homogeneidad de un programa de televisión es intrínsecamente hostil al arte. Si todo lo auténtico y verdadero, si todo lo material pierde su autonomía no puede haber arte. Por ello, el principio de síntesis de televisión y radio tal como lo conocemos se ha de alterar con el consentimiento del público.

HUO: Otra pregunta es cómo integra usted los elementos participativos en sus programas. McLuhan habla de medios fríos y calientes, los medios fríos serían medios participativos con pocos detalles, como el papel, mientras que los calientes ofrecen pocas posibilidades de participación, como es el caso de la televisión. En este contexto la grabación en blanco y negro es muy interesante. El hecho de que en una televisión en color tu programa aparezca en blanco y negro resulta chocante.

AK: Si algunas imágenes no están en color la imaginación se estimula mucho más. Entre las posibilidades de usar blanco y negro o color también existe la posibilidad de usar el color de modo más selectivo. Interrumpimos la estridencia al eliminar parte del color. El espectador debe eliminar continuamente colores e impresiones de su percepción para poder comprender por sí mismo. Esto nos lleva a plantearnos el tema de la economía de equilibrio. Esta es una parte de la economía del trabajo que no responde a las leyes del mercado. Es una economía, una comunidad subjetiva dentro de la cual un ser humano puede reconciliarse consigo mismo. Y hay casos en que una persona gasta un 90% de su energía en estarse quieto, en llevarse bien consigo mismo. Esto puede consumir toda la energía de una persona, de tal modo que, aunque se sienta desgraciado, rebelde o revolucionario aún puede sentarse quieto. También está el caso de la persona que siempre tiene a mano un hacha para hacer añicos su televisor. Tan pronto como se saca a relucir la idea de sedación la gente reacciona de modo activo. Por eso es posible esta dinámica interna y subjetiva . No se trata tan sólo de un grupito de intelectuales, se convierte en una fuerza virulenta.

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[Trad.: Carolina Díaz]