La muerte del computer-art. |
Lev Manovich |
Después de leer con gran interés las discusiones recientes sobre el ISEA y el Ars Electrónica de este año, querría ofrecer las siguientes reflexiones (en parte como compensación por no haber podido acudir a ninguno de ambos eventos). Mucha gente habla sobre la convergencia próxima de los ordenadores, la comunicación y la televisión. Esta convergencia probablemente llegará a suceder. De hecho, a juzgar por los nuevos modelos de ordenadores personales que están siendo claramente establecidos como recursos electrónicos de consumo (incluyendo el contestador automático y las TV cards entre ellos), esto sin duda va en progreso. Aquellos de nosotros que trabajamos en el arte digital a menudo debatimos otra convergencia, la convergencia entre el mundo del arte y el mundo del arte de los ordenadores. Recientemente llegué a la conclusión de que esta particular convergencia NO se producirá. Abajo expondré las razones. (En los puntos siguientes me referiré al mundo del arte -galerias, museos principales, revistas de arte prestigiosas- como Duchamplandia, en analogía con Disneylandia. También me referiré al mundo del arte de los ordenadores, ejemplificado por ISEA, Ars Electrónica, SIGGRAPH art shows, etc. como Turinglandia). El objeto típico que se admite en Duchamplandia (es decir, el objeto considerado como arte contemporáneo) reúne las siguientes características: 1. Está orientado hacia el "contenido". [...] 2. Es "complicado".[...] 3. Es Irónico, auto-referencial y a menudo implica una actitud literalmente destructiva hacia su propio material, su tecnología, sea lienzo, cristal, motores, electrónica, etc.[...] Miremos ahora en Turinglandia. Como veremos Turinglandia está caracterizada por las características directamente opuestas: 1. Orientación hacia la más nueva tecnología de ordenadores, no hacia el "contenido". [...] 2. "Simple" y normalmente careciente de ironía. Se verá más adelante. 3. Y lo más importante, los objetos en Turinglandia se toman la tecnología que utilizan siempre en serio. En eso, el computer-art funciona exactamente como la industria de los ordenadores. Con qué frecuencia ves a los artistas de los ordenadores enfrentándose y anteponiendo seriamente los problemas de la tecnología informática -que si los ordenadores se "caen"; que si los programas exceden la memoria; que la mitad de los enlaces de www llevan a ninguna parte; que un usuario de internet típico pierde el tiempo estando literalmente perdido más que ocupado en la interacción "significativa" con un mundo virtual; etc... En resumen, nuestra civilización tiende a establecerse sobre una tecnología que sólo puede ser descrita como insegura, transitoria e incompleta. Cuando los ordenadores no están en un espectáculo de arte de ordenador, los artistas y la audiencia siempre tratan este hecho con horror, aunque estén presentes en las presentaciones industriales -tomando eso como si fuera un maravilloso accidente dadaista. [...] Pero volvamos a la batalla entre Duchamplandia y Turinglandia. ¿Podría concluir mi análisis con que ahora, como Duchamplandia ha descubierto finalmente los ordenadores y ha empezado a utilizarlos con su ironía y sofisticación usuales, reuniones como ISEA y Ars Electrónica deberían simplemente ser abolidas? Probablemente no. Estas reuniones cumplen una importante función de zona amortiguadora, una zona interactiva donde el mundo de la cultura y el mundo de la cultura informática se reúnen. Algunas veces incluso vemos artistas empujando los límites de la nueva estética de los medios, e incluso yendo más allá de lo que ya se ha llevado a cabo en cuanto a simuladores de vuelo, nuevos juegos de ordenador, los proyectos MIT Media Lab, etc... A veces los artistas pueden competir con los investigadores, más que simplemente crear nuevos demos para el sofware comercial, funcionando como meras "cobayas" para la industria del ordenador. Lo que no deberíamos esperar de Turinglandia es arte que sea aceptado en Duchamplandia. Duchamplandia necesita arte, no investigación en nuevas posibilidades estéticas de nuevos medios. La convergencia no se producirá. |