Una respuesta a la crítica de Donald Kuspit sobre documenta X |
Jordan Crandall |
Los espacios expositivos de Kassel son sólo una parte de la documenta, que está constituida además por muchos sitios y programas. Kuspit ignora este hecho por completo: está demasiado anclado en aquellos tiempos en que las salas de exposiciones eran el ámbito principal del arte, y, como consecuencia, en los tiempos en que los críticos podían pasearse por ellas, escribir sus críticas, y ejercer el poder. La dX simboliza para Kuspit algo de mucha mayor envergadura, algo que debilita ese poder y como tal lo ataca con la causticidad propia de un crítico al que se le haya expulsado de su territorio. Al fijarse tan sólo en los espacios expositivos y no tener siquiera en cuenta los otros ámbitos esenciales de la dX (el Libro y el ciclo 100 días/100 invitados), Kuspit ha escrito una crítica basada únicamente en un tercio del acontecimiento. Si hubiese dedicado algún tiempo a la lectura del Libro -que no catálogo-, o si se hubiese conectado a alguna de las conferencias 100d/100i, que están archivadas en el sitio de la web y que han sido distribuidas en varios ámbitos,(o incluso si hubiese "asistido" a alguna de ellas), podría haberse dado cuenta de que la inclusión de arte histórico no responde al sentimiento de "nostalgia", como él denuncia (en concreto a la "nostalgia del '68"), sino a la necesidad de dar al presente una dimensión temporal y una perspectiva integrada. En palabras de Aldo van Eyck (pág. 532 de "el Libro"), "No se trata de complacencia histórica, entendida en su sentido más restringido; no es cuestión de viajar al pasado, sino, sencillamente, de ser conscientes de lo que 'existe' en el presente, de lo que ha viajado hasta él: de la proyección del pasado hacia el futuro canalizado a través del presente creado." En concreto, la dX pretende crear un marco político para la interpretación de la actividad artística contemporánea, mediante una visión fundamentada de las aventuras artísticopolíticas del período de posguerra. Esta "retroperspectiva" se ha estructurado muy cuidadosamente para desplazar la perspectiva occidental y centrar el análisis en las estructuras tecnológicas de mediación, en los prismas históricos específicos a través de los cuales vemos las imágenes. La "retroperspectiva" establece cuatro fechas emblemáticas (1945, 1967, 1978 y 1989) para delimitar el perímetro de este estudio. Es necesario reflexionar sobre este periodo histórico desde el punto de vista de las actuales condiciones de globalización, y comprender esta globalización en su "dimensión temporal" y a través de las perspectivas que ésta genera, para así situar las prácticas artísticas y culturales contemporáneas dentro de su dinámica. Además de las instalaciones del artista, existen muchos otros ámbitos donde llevar a cabo la creación de este contexto contemporáneo. Sólo el ciclo 100 días/100 invitados ya cuenta con las aportaciones de invitados de tan diversas disciplinas como la arquitectura, la urbanística, la filosofía, la crítica cultural, la economía, el cine, el teatro, la literatura comparada, las ciencias políticas, el periodismo, la antropología, la sociología, la teoría de la comunicación y la psicología. Estas conferencias se presentan en directo, se retransmiten, se archivan y se distribuyen en Internet. Todos estos invitados están al mismo nivel que cualquiera de los artistas participantes. Documenta X también cuenta con el Hybrid Workspace, un foro rotativo en el que se van alternando distintos grupos cuyo trabajo se transmiten en línea. Existen, además, otros proyectos y foros en línea, una programación de películas que cuenta con siete producidas y presentadas en la dX, y que se proyectan en otros lugares, una serie de retransmisiones televisivas, retransmisiones radiofónicas, un programa teatral, un conjunto de documentos de trabajo reunidos en una revista, y, por supuesto, el Libro, que constituye una vastísima fuente de material y contextualización histórica, y que está concebido como un montaje, técnica clave para desentrañar el contenido de la dX. Se pretende que este proyecto se desarrolle, que lleve tiempo y que proporcione un marco permanente para el debate y el análisis. Con suerte, a medida que el globalismo traspase las fronteras entre los Estados y éstos se abran a las condiciones generales del comercio global, también explotará la burbuja que protege el "mundo del arte", en la que Kuspit ha permanecido cómodamente instalado. Se han abierto nuevos horizontes para todos, incluido el proverbial búnker de las artes plásticas institucionales. Los riesgos se multiplican y no se puede ignorar que las reformas producto de la transnacionalización de la economía son una parte intrínseca de las prácticas culturales. Para poder comprender esta transformación mundial, y entenderla como *cultura*, la retroperspectiva es una técnica valiosa y no un síntoma de nostalgia de un pasado irrecuperable: nos facilita herramientas y formas fundamentadas de ver. Según las apreciaciones de Kuspit: "La información no es por sí misma concepto ni cognición. Careciendo de una conceptualización histórica y psicosocial más amplia, y de un contexto(...), la información -los 'documentos'- tiende a quedarse intelectualmente corta y emocionalmente llana". Es precisamente por esto por lo que los comisarios de la exposición han trabajado tan arduamente para crear un contexto histórico, y por lo que es necesario estudiar las prácticas contemporáneas en el marco de la globalización a fin de que no queden inertes. En resumen: ¿Qué nos está diciendo Kuspit? Primero, denuncia un exceso de historicismo, para luego escribir que "La información expuesta es incluso fallida como el índice que pretende ser de la sociedad, ya que es dada sin ninguna perspectiva psicológica e histórica y termina refiriéndose sólo a sí misma.". Se lamenta del exceso de perspectiva histórica a la par que lamenta la falta de perspectiva histórica. Tras citar a Bachelard, Kuspit se queja de que "En la exposición no hay imágenes absolutas, esto es, imágenes que parezcan auto-acabadas o suficientes por sí mismas". Es decir, tras argumentar primero que hay un exceso de contextualización histórica en la dX, y aducir después que las obras carecen de contexto histórico, Kuspit pasa a lamentar el hecho de que las obras precisen siquiera este contexto histórico, y que no constituyan "imágenes absolutas" o que no parezcan "auto-acabadas" y "suficientes por sí mismas". Tras esta recapitulación nostálgica, el propio Kuspit pierde los papeles. Llama a David "comisario tipo" que ejerce un "fascismo de izquierdas" y -sin duda mirando con ojillos entrecerrados y escrutiñadores- afirma que el logotipo parece "una hoz y un martillo" o una "perversa esvástica". Al fin nos damos cuenta de que, lamentablemente, Kuspit ni siquiera sabe interpretar un signo. [Traducción: Carolina Díaz] |